SUPERHÉROES EN EXTINCIÓN

—Papá, ¿por qué la gente se cree el cuento de los superhéroes? 

—Bueno, de cierto modo son un reflejo de lo que a muchos nos gustaría ser o lo que nos gustaría ver: que alguien superdotado nos salve de un peligro.

—¿Y por qué tenemos que decirnos esas mentiras?

—Supongo que es porque a veces necesitamos de otros más capaces que nosotros.

—Los superhéroes son un engaño y cada día aparecen más.

—La verdad es que antes había tres o cuatro que eran los mejores, los que podían derrotar a todos los villanos y proteger a la Tierra de grandes calamidades. Ahora, sale uno cada semana o se juntan con otros para armar Ligas de la Justicia o grupos de Vengadores.

—¿No crees que eso de por sí ya es un indicativo de lo débiles que son?

—¡Caramba, hijo! No lo había pensado de ese modo, pero es cierto. Un verdadero superhéroe sería suficiente para acabar con todos los enemigos.

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—Entonces, ¿porqué los necesitamos? ¿Acaso no tenemos a Dios?

—Desde luego, pero hay asuntos terrenales que requieren de acciones terrenales, por eso los necesitamos, porque nos sentimos indefensos ante lo desconocido y por eso todas las culturas han tenido sus héroes. Algunos son mitológicos, otros provienen de leyendas. Los hay de todo tipo: dioses, semidioses, guerreros y seres mágicos, pero todos básicamente han cumplido el mismo papel: proteger al hombre de fuerzas oscuras, planes malévolos, monstruos o enemigos.

—¿Y qué papel cumplen ahora?

—Salvarnos de los peligros modernos. 

—Y por eso han cambiado de pinta... 

—Sí, van con la moda.

—Dime una cosa, papá: ¿Quién le va a creer a un Superman que antes se ponía un mameluco de algodón y ahora parece un modelo embutido en Spandex?

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—Ja, ja, ja. Todos se han debido adaptar, hijo. Ten en cuenta que muchos de los superhéroes de ahora nacieron con la Gran Depresión y eran un reflejo de la época. Por esos años, los estadounidenses estaban tan golpeados que necesitaban sus propios salvadores y por eso los creadores de comics utilizaron personajes para subirle la moral al pueblo. 

—¿Y desde entonces tenemos superhéroes gringos?

—Los gringos no inventaron los superhéroes, sino que se basaron en otros para crear nuevos.

—¿O sea que ni siquiera son originales?

—Prácticamente, no. Los superhéroes modernos tomaron las facultades y poderes principalmente de los dioses y personajes de la mitología greco romana. Copiaron muchas características y agregaron algunos cambios. A unos los vistieron con los colores de la bandera estadounidense, a otros les dieron antifaz y sandalias aladas, a otros les tocó pasar por duras pruebas al estilo de Hércules.

—O sea que no hay uno genuino.

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—Me temo que no. Los héroes son repetidos: por lo general son hijos de un Dios o de un rey —casi siempre producto de una relación prohibida—, son descendientes de una tribu elegida o sufren una tragedia que los obliga a superar grandes retos. Esto lo ves en algunos pasajes bíblicos y leyendas antiguas donde se repite el mismo elemento del niño —futuro héroe— que, al estar marcado por esas características, es abandonado al nacer. 

—¿Cómo es eso?

—Los futuros héroes son abandonados bien sea para salvarlos de una tiranía o para evitar que cuando sean adultos maten a un rey que, a menudo, es su propio padre. En últimas, es una manera para fortalecer su carácter. 

—Tú lo has dicho, son mitos y leyendas.

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—Algo tienen en común. Fíjate no más en las historias de Moisés, Perseo, Karna, Rómulo y Remo o Sargón el Grande. A todos ellos los tiraron al agua siendo bebés.

—A Superman sus papás lo enviaron en una cápsula también siendo bebé.

—¿Ves? Es lo mismo. En ese caso fue enviado a la Tierra para salvarlo de la destrucción de su planeta. Los héroes vienen a este mundo en circunstancias difíciles. Sin ir más lejos, Superman es un espejo de Jesús. Sus padres no se desprendieron de él para salvarlo, pero sí tuvieron que llevarlo a una nueva tierra para que el niño pudiera cumplir su misión. 

—Pero hay excepciones. Thor es Thor y sigue siendo un dios nórdico, solo que ahora habla inglés. 

—Pues, Thor y Hércules, quien ahora también habla inglés, son prácticamente el mismo héroe. 

—Podría decir lo mismo de Batman, El Hombre Araña o Hulk. Aunque son humanos, repiten los traumas o pruebas de muchos otros.

Foto: Serge Kutuzov

Foto: Serge Kutuzov

—En parte, sí. Son héroes solitarios, son huérfanos y tienen superpoderes. Bruce Wayne tiene mucha plata, mientras que Peter Parker o Bruce Banner recibieron dones especiales por causa de un accidente científico. Quizás Bruce Wayne sea el único de los tres que desarrolló sus poderes mediante un riguroso entrenamiento.

—En todo caso, no le creo a ninguno. Toda esa partida de muñecos son un invento comercial y ni siquiera son genuinos. Así como los héroes de la antigüedad nacían con poderes o les eran otorgados por vías extraordinarias, así mismo sus copias modernas repiten la misma fórmula. Hasta los mutantes, los meta humanos o los que son mitad máquina y mitad humanos son producto de un genio, de un experimento militar, de la exposición radiactiva o de modificaciones genéticas. Todos son el mismo cuento.

—No te olvides, hijo, que hay unos que son netas creaciones humanas. Me refiero a los super soldados. Las armaduras y los exoesqueletos son una realidad. Sus poderes son de este mundo.

—Serán los únicos a quienes les crea. 

—Ellos podrían ser los héroes de carne y hierro del futuro. 

—Quizás. De todas maneras creo que los superhéroes tal y como los conocemos están destinados a desaparecer. 

—¿De verdad lo crees?

—Completamente. Hay tanta saturación que van a resultar caducos. Hasta las Comic-Con van a ser obsoletas para los mismos nerdos. Con el tiempo se van a parecer a los eventos de coleccionistas de estampillas. A pocos les interesará lo anticuado.

—Por ahora no es así. Hay muchísimas personas que se identifican con los personajes de los cómics. Se visten como ellos, actúan como ellos y hasta se sienten como ellos.

—Se ven ridículos. Pasarán de moda. 

—No estoy seguro. La idea de seres superiores y superhéroes está muy arraigada en la psique humana.

—El hombre evoluciona, papá. Antes, por ejemplo, la gente creía en una fuente de la eterna juventud, en una fuente física, un lugar especial. Hoy muchos sabemos que la "eterna juventud" se puede lograr con métodos científicos y artificiales. Del mismo modo como el hombre ha dejado atrás creencias y supersticiones, así mismo dejará de creer en superhéroes.

—Seguramente todo irá cambiando, incluso los personajes, algunos desaparecerán, pero vendrán otros. La humanidad tendrá tantos problemas que si faltan superhéroes, crearán nuevos o llegaran otros de antiguas fábulas y leyendas. Tendremos heroínas africanas, magos irlandeses y guerreros mesopotámicos, asiáticos o robóticos. La lista es interminable. 

—Lo que pienso es que mientras los héroes no pertenezcan a la realidad, quienes creen en ellos seguirán viviendo una fantasía. Habrá muchos tipos de nuevas fantasías, pero las personas más avanzadas buscarán experiencias más profundas y auténticas.

—¿Y no crees que un ser extraordinario puede existir? ¿Qué alguien poderoso puede llegar de otro planeta o que los humanos pueden mutar?

—Igual, no veo cómo un humano se podría identificar con algo que no es como nosotros.

—Ten en cuenta que las personas se identifican con los superhéroes porque ellos tienen mucho de humanos. Son vulnerables como nosotros. 

—No dejan de ser una proyección para satisfacer un alter ego ficticio, deforme e irracional.

Foto: Joey Nicotra

Foto: Joey Nicotra

—¿Y eso no los hace humanos?

—Perdón que lo diga, papá, pero son un embuste. Hacemos de cuenta que tienen sus debilidades, que pueden ser destruidos y sufrimos un rato pensando que pueden ser derrotados, pero queremos que siempre ganen, y siempre ganan.

—¿Y es que acaso no quieres que ganen?

—Cuando se las vean con malos de verdad les creeré. Parecería que los enemigos que enfrentan son los más malvados del Universo, pero son patéticos. Algunos villanos cuentan con una inteligencia superior o unas mentes criminales muy sofisticadas, incluso, poseen el arma secreta o el contrapeso que neutraliza a los superhéroes, pero resulta que son todos unos estúpidos. 

—¿Por qué lo dices?

—Porque francamente son amateurs. Fallan en las cosas más ridículas, muchas veces cuando el superhéroe está completamente derrotado.

—¿Hijo, no has pensado que, así como los superhéroes tienen un talón de Aquiles, para nosotros la muerte es nuestra kryptonita? Por eso queremos que ganen, porque son nuestra única oportunidad de vencer mientras estamos vivos. Si no, estaríamos muy jodidos.

—Ya lo estamos, con o sin superhéroes. Por eso prefiero encontrar héroes verdaderos.