EL PLANETA DE LOS DISTRAÍDOS
He llegado a la conclusión de que la gente vive en otro planeta o que yo no soy de aquí.
Siento que hablo en otro idioma, que mis explicaciones son entendidas de otra forma, que cuando digo "quiero verde", recibo azul; que si digo "quiero rústico y no liso", me dan lo último. Pareciera que no sé cómo expresarme y que no sirve el modo directo, los bullet points, las metáforas ni los ejemplos.
Me pasa a menudo con los servicios que contrato para mis libros, sea para el formato o el diseño de la carátula, pero también con representantes de servicio al cliente, sea por email o chat. Explico el caso y me responden con lo mismo o, peor aún, con una respuesta que no viene al caso, que no resuelve el problema o que ni siquiera lo considera.
¿Habrán leído lo que puse?, me pregunto.
Foto: Kelly Sikkema
Creo que un simio me entendería.
En repetidas ocasiones he constatado que los diseñadores viven en su mundo y que cuando tienen una idea, siguen empeñados en hacer su diseño y no el que uno les está encargando. También me doy cuenta de que las personas viven en su cabeza y no se asoman a verificar quien les está tocando a la puerta, pese a que les están pagando por su servicio.
Muchos preguntarán: ¿qué clase de servicios estás contratando? Lo barato sale caro, dirán algunos. Sé que es así, pero tampoco lo es. Me pasa con servicios caros y baratos, y con personas que se supone deben hacer su trabajo en otras ramas aparte de la escritura.
¿Acaso no te ha sucedido que cuando ordenas comida en un restaurante de lujo o en otro no tan lujoso, el encargado de tomar el pedido la embarra y te dan otra cosa o se les olvida una parte? Es, simplemente, desatención.
Sé que, en general, las personas no leen. ¿Cuántas veces me pasa que tengo que indicar nuevamente que lean el documento adjunto o los benditos bullet points que he puesto, pues allí lo tienen todo clarito? Uno pensaría que les he dado las instrucciones molidas, pero no...
Foto: Mubariz Mehdizadeh